Escrito por:  Andrea Robles Reyna Sánchez ¿Qué es la economía sexual? Kimberly Loaiza como la epítome de la economía sexual La otra cara de ...

Escrito por: 

Andrea Robles
Reyna Sánchez

  • ¿Qué es la economía sexual?
  • Kimberly Loaiza como la epítome de la economía sexual
  • La otra cara de TikTok


A través de los siglos la sexualidad, el sexo y los roles de género han evolucionado. El cambio siempre ha sido transgresor y difícil de entender pero gracias a las redes sociales se ha propagado y está en camino de ser aceptado. 


Uno de los conceptos internalizados, que reproducimos inconscientemente como parte de nuestra dinámica social es el de la economía sexual, el cual va en contra de las posturas de las nuevas generaciones, millennials y centennials.


Ésta teoría fue desarrollada en 1960 por el psicólogo Roy Baumesteir y Kathleen Vohs. Ellos plantean que el valor de la mujer se debe a dos factores. El primero tiene que ver con el canon de belleza occidental: mujer alta, con figuras de 90/60/90, nariz respingada y ojos prominentes. Mientras que el segundo se rige por la vida sexual, es decir con cuántos hombres ha estado.  


Para entenderlo mejor, The Austin Institute comprende la economía sexual como un mercado, donde cada mujer funge en la sociedad como empresa y producto, el hombre suele ser el comprador, y los estándares sociales, sexuales y de belleza son los parámetros que indican la oferta y la demanda.




En esta especie de mercado social ocurre un intercambio donde la mujer se crea como producto, cuidando cumplir el ideal que el hombre busca. Ella “oferta” la mejor versión para cumplir el estándar al  hombre que le ofrezca y mantenga aquello que ella está buscando: status, bienes materiales, compromiso, amor, o idealmente un matrimonio estable.


Un ejemplo mediático de esto es presentado a través de la serie de HBO Euphoria, en el episodio “Bonnie and Clyde”. Maddy, una adolescente que desde que conoció a su novio, Nate, busco actuar y decir todo lo que ella pensaba podría agradarle a él y así mantener su relación, su status y obtener de él regalos costosos.  



Sin embargo, en la actualidad las redes sociales y la globalización son fenómenos que han generado una revolución que cuestiona, transforma y sustituye estas estructuras con pensamientos más críticos, diversos y, de una forma u otra, más libres. No obstante, gran parte de los individuos permanecen fieles a las figuras tradicionales y son ellos los que exigen reprimendas para estas nuevas mentes.


La economía sexual en TikTok


Un ejemplo donde ambas posturas existen y colisionan es TikTok, una plataforma social que permite a sus usuarios generar y consumir videos cortos de 15 a 60 segundos.  El ecosistema de esta red es muy diverso. Muchos perfiles femeninos crean su contenido para presentar su identidad basada en los estándares tradicionales, esto con el fin de agradar a las masas. Pero, en contrapostura, encontramos otros usuarios que expresan libremente las nuevas formas de pensar. Que van desde apropiarse de su sexualidad, hasta la reproducción del discurso body positive


Epítome de la economía sexual


Dentro de la primera categoría tenemos a una mujer que es el epítome de la economía sexual con 30.3M de seguidores en esta plataforma, Kimberly Loaiza, quien edificó su fama en YouTube creando contenido polémico sobre su vida privada, y posteriormente lanzándose como cantante en videos musicales y colaboraciones con otras figuras del medio.  




Su perfil en TikTok se define por vídeos que cumplen con el modelo de la economía sexual. Esto lo lleva a cabo creando vídeos con retos, bailes sensualmente provocativos y actuaciones que resaltan su apariencia y estilo de vida. Todo esto la hace atractiva ante audiencias de ambos sexos y no binarios. Incluso, ha llegado a generar controversia entre sus seguidores, dando origen a estas figuras activas en redes sociales llamados Simps y WhiteKnights




Los primeros consumen su contenido, su marca y le proporcionan dinero en transmisiones en vivo, de forma activa con la esperanza de ser notados por ella. Por otro lado, los White Knights la defienden de comentarios negativos y críticas sobre su persona y apariencia debido al amor y admiración que les provoca su contenido y personalidad.


Otros ejemplos de este fenómeno son:

  • Domelipa 

  • Darian Rojas

  • Kimberly Shantal

  • Karla Bustillos



La otra cara de TikTok


Navegando más adentro de la plataforma nos encontramos con perfiles que se empoderan dando a conocer su identidad sin afán de demostrar algo, sino mostrarse tal y como son. Estas mujeres a través de su contenido personifican su libertad sexual, valores, ideales y lo que esperan pronto pueda ser una norma. 


Estas nuevas corrientes de pensamientos se ven principalmente encabezadas por personas que buscan eliminar tabúes y convertirlos en temas de interés público y social, donde el arte y la importancia de su ejecución pueden comprender una evolución colectiva.  


Esmeralda Soto, una capitalina de 21 años que cuenta con 1 Millón de seguidores, es una clara representación de este cambio de paradigma. Ella genera y promueve contenido que busca aceptar, abrazar y amar los distintos tipos de cuerpos femeninos, empoderando de esta forma a más mujeres que antes se encontraban acomplejadas por las normas que fomentan la economía sexual. 



Asimismo, Katrishka, una joven de 18 años, con 2.1 Millones de seguidores y residente del estado de Guanajuato, expresa y naturaliza la creación de contenido corporal estético, promoviendo la fotografía Boudoir, la cual es definida como un género artístico que retrata imágenes íntimas, sensuales, eróticas y románticas de los sujetos. El propósito de esta joven es normalizar este tipo de contenido y traer como consecuencia una libertad de expresión y amor propio en la mujer, así como el respeto de terceros por su imagen y persona. 


A pesar del trabajo de deconstrucción que crean las nuevas generaciones y que buscan impulsar nuevos estándares y formas sociales de convivencia aún queda un largo camino por recorrer, sobre todo si la mayoría de las personas, en este caso mujeres, aún no reconocen la problemática a la que nos enfrentamos, debido a que es un pensamiento arraigado y cuasi natural en la acciones del día a día. 

Hay que desmitificar que  la femineidad de una mujer se determina en base a su belleza y “santidad”, y que  la virilidad de un hombre radica en el número de mujeres que le pretenden y con las que ha interactuando social y sexualmente. 

La labor que crean mujeres como Esmeralda y Katrishka son necesarias para entender mejor que la vida de una mujer tiene valor y su cuerpo no tiene un precio.



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