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El otro yo: la identidad de imagen y narcisismo en Instagram y Tik Tok

El narcisismo se nutre del odio hacia uno mismo, no de una admiración. Así vivimos en la cultura de las redes sociales: autoexplotándonos pa...
  • El narcisismo se nutre del odio hacia uno mismo, no de una admiración. Así vivimos en la cultura de las redes sociales: autoexplotándonos para mostrar la mejor versión de nosotros mismos.

  • Las stories parecen ser una referencia a la modernidad líquida de la que tanto hablaba el sociólogo británico Zygmunt Bauman. 

  • Durante la pandemia, la plataforma Tik Tok se convirtió en la app más descargada en el mundo, superando los 2 millones de descargas para finales de abril de 2020. 



Selfies, filtros, stories, likes, followers. Palabras, casi todas del inglés, que hemos implementado en nuestro propio lenguaje y hemos utilizado sin parar en la última década. Instagram, la red social cuyo actual objetivo parece ser aniquilar a cualquier otra red que permita compartir imágenes o videos, surgió en 2010 para crear una relación más personal entre el editor, el usuario y la imagen, y que esta última se pudiera compartir de manera instantánea. 


Instagram pasó de ser una plataforma para comunicarse a través de imágenes tomadas con un celular, a un no-lugar en el que adolescentes, jóvenes y adultos pasan la mayor parte de su tiempo, pero que, a la vez, les produce mucha ansiedad.


El filósofo surcoreano Byung-Chul Han, establece que la comunicación digital anula las distancias físicas y las mentales, pero también conspira contra el contacto corporal de las personas. Cada persona se vincula con ella misma a través de su espejo negro de la pantalla. No vemos a las otras personas, sino que nos vemos a nosotros mismos en las pantallas. Han dice que hemos dejado de vernos a los ojos, y que incluso hemos perdido la capacidad de hacerlo. Se produce el efecto Skype –o Zoom, si así queremos verlo–, en el que nadie puede mirarse a los ojos, pues se tiene la opción, o de mirar a la cámara, o de mirar a la pantalla. Es imposible hacer ambas cosas al mismo tiempo. 



Además, el surcoreano afirma que nos hemos convertido en personas iconoclastas: la imagen es nuestro ídolo y la pantalla nuestro templo. Como todo ídolo, la imagen debe ser perfecta, sin fallas, ideal –una ilusión. Una ilusión no es la realidad. 


Hans Belting, historiador del arte alemán, estipula que con la imagen digital, la realidad está alterada, por lo que los usuarios de Instagram interactúan con una falsedad. Transforma nuestra percepción no solo del mundo, sino de nosotros mismos, de nuestro cuerpo. Se crea una necesidad de mostrar nuestra imagen perfecta y sin fallas. 


La figura que representa a la persona posmoderna, según el filósofo francés Gilles Lipovestky, es Narciso. Esta figura mitológica representa un enamoramiento de la propia imagen y del propio reflejo. Es la exaltación del yo. Pero ese yo no existe si el otro no lo escucha; su discurso se vuelve prácticamente invisible. 


Narciso necesita aprobación de los demás, pues en realidad está tan enfocado en sí mismo, que ve todos y cada uno de sus defectos, y los odia. El narcisismo se nutre del odio hacia uno mismo, no de una admiración. Así vivimos en la cultura de las redes sociales: autoexplotándonos para mostrar la mejor versión de nosotros mismos aunque de eso dependa nuestra estabilidad emocional y, peor aún, nuestra propia identidad. 


Narciso en la modernidad líquida



El mito de Narciso es el que más se asemeja a redes sociales como Instagram, en donde las personas parecen estar enamoradas de sí mismas, compartiendo fotografías y videos de su rostro. Esto se ha incrementado durante el confinamiento, ya que al estar en cuarentena y perder el contacto físico con los demás, las redes sociales y la imagen virtual han tomado más fuerza. Hoy en día, las personas muestran su vida cotidiana como si para los demás fuera relevante. Éste también podría ser un claro síntoma del narcisismo, que les hace creer que, a pesar de que hay gente muriendo, son el centro del universo.


Muchas de estas imágenes se suben a través de las stories que se han propagado en todas las redes sociales (incluso en las de opinión como Twitter). Éstas son imágenes o videos que pueden estar acompañados de música o frases y que solo duran 24 horas en la plataforma en la que se publica, lo que bien parece una referencia a la modernidad líquida de la que tanto hablaba el sociólogo británico Zygmunt Bauman. El autor afirmó en vida que “todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre”. 


La pandemia ha acrecentado en las personas el sentimiento de lo efímera que es su existencia y de lo pequeño que es el mundo: un día están vivos y al otro los mata un virus proveniente de China. Citando a Bauman, “esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes”. En consecuencia, las redes sociales como Instagram y Tik Tok son más exitosas, haciendo que las personas se olviden unos segundos del caos que los rodea y busquen ensimismarse por un rato en su propia imagen. 


Influencers y Tik Tok 

 

Durante la pandemia, la plataforma Tik Tok se convirtió en la app más descargada en el mundo, superando los 2 millones de descargas para finales de abril de 2020. Su éxito se ha medido gracias al tiempo que pasan los internautas scrolleando la pantalla de su celular en la aplicación. Según Fast Company, el promedio de tiempo de uso por el usuario es de 46 minutos diarios, cuya actividad se reduce a solo ver videos rápidos. La edad promedio de personas que lo usaban en ese momento era de 18 a 24 años. A pesar de eso, Instagram sigue siendo el rey de las redes sociales, o por lo menos hasta mediados del 2020 fue así. (Fast Company, 2020)


Por otro lado, Qustodio descubrió que durante el pico de la pandemia en Estados Unidos, los mayores visualizadores de contenido en Tik Tok eran niños entre 4 y 15 años con un promedio de 86 minutos al día. (Qustodio, 2020)

 

Su disponibilidad en más de setenta idiomas y sus famosos retos alrededor del mundo cada día son más replicados. El reto que hizo que muchos famosos, sobre todo deportistas, se subieran al barco de Tik Tok fue el #10ToquesChallenge que consistía en hacer 10 dominadas con un rollo de papel. Con este reto, el delantero del Barcelona, Lionel Messi, se volvió viral.


 

Hoy, la gran mayoría de los influencers tienen una cuenta de Tik Tok, y la mayoría de ellos suben retos o videos cortos. Una de las mexicanas que se volvió viral sin querer fue la actriz Bárbara de Regil, cuando queriendo dar recetas de galletas sin carbohidratos y dijo que el ingrediente principal sería el plátano, quedó evidenciada. Este momento quedó grabado en su Instagram. Además, al cabo de unos días, en una de sus rutinas de ejercicio que transmite en los “en vivo” de Instagram, se detuvo para decirle a sus seguidores que todo dependía de la actitud y que sonrieran. 


Al pasar algunas horas, muchos famosos e internautas comenzaron a imitarla acostados en la cama o comiendo comida chatarra. Después de unos días, ella decidió hacer una parodia de su propio video, volviéndose una de las influencers más virales en Instagram y Tik Tok al mismo tiempo. (1230)


Escrito por: Daniela Domínguez, Grisell Téllez y Sandra Sotelo


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