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¿El verdadero virus somos los humanos?

Sin dudarlo sabemos que hoy en día existe una enorme desigualdad en el mundo, en mayor o menor escala causada por estructuras de poder hegem...

Sin dudarlo sabemos que hoy en día existe una enorme desigualdad en el mundo, en mayor o menor escala causada por estructuras de poder hegemónicas en nuestro sistema económico actual y por nuestra interacción con las mismas mediante acumulación y consumo excesivo, contribuyendo directamente al cambio climático. 

















La crisis climática actual ha traído a la conversación el tema de la sobrepoblación como uno de los detonantes más grandes del problema, señalando que buscar una solución beneficiaría la situación en pro de la humanidad. Esta discusión ha sido abordada en los últimos años por estas mismas estructuras de poder y privilegio, en su mayoría blancas, mediante discursos colonialistas, racistas y sexistas buscando una supuesta solución en el control de la población, cuando la realidad es que las causantes vienen de raíz con ellos.


Roger Griffin en su libro "Fascism", define el ecofascismo como: 

 

“Una definición política que asocia el ecologismo con el fascismo y que es usada en dos modos distintos. Para referirse a los elementos específicos del ecologismo radical o que están abiertamente afiliados con el neofascismo, o que comparten similitudes conceptuales con teorías fascistas. Se utiliza desde fuentes externas, y menos como etiqueta propia, para referirse a los nacionalistas y los grupos de tercera posición que incorporan posiciones ambientalistas en su ideología. En segundo lugar, el término también se utiliza en debates políticos desde la derecha política para identificar lo que ellos llaman el antihumanismo del proyecto político de la ecología profunda, el ecologismo convencional, y otras posiciones ecológicas de izquierda y de no-izquierda, y por la izquierda política para descalificar a los movimientos ecologistas que ven fuera de la izquierda, tales como la mencionada ecología profunda.​ Los ecologistas aludidos dicen que se trata de un epíteto usado para desacreditarlos”.


En pocas palabras el ecofascismo es la justificación de la aniquilación o erradicación de un grupo sobre otro por un supuesto bien al planeta, aunque esto represente incluso la violación de los derechos humanos, pensando que la aniquilación del medio ambiente está creando una carga masiva para las generaciones futuras. 


Como sabemos estos últimos años han sido difíciles alrededor del mundo, a principios de enero del 2020 se dio a conocer la noticia de la aparición de un nuevo tipo de coronavirus, el SARS-COV2, siendo transmisible de humano a humano. El actual brote de coronavirus (COVID-19) fue notificado por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019. Meses después el virus llegó a México con un primer caso detectado el 27 de febrero de 2020, aproximadamente 60 días después de este primer diagnóstico, el número de pacientes aumentó exponencialmente, alcanzando un total de 19.224 casos confirmados y 1.859 (9,67%) fallecidos.


A la fecha llevamos 290,110 muertos y 3,831,259 de casos positivos, a pesar de las altas cifras hasta ahora empezamos a ver la luz al final del túnel con la estrategia de vacunación funcionando, teniendo 62,264,479 de personas vacunadas en el país y regresando poco a poco a la “nueva normalidad” presencial. 


El planeta y el medio ambiente fueron aparentemente los más beneficiados por la pandemia, logrando la reducción en la actividad humana reduciendo los niveles de contaminación. El cierre de fábricas, industria, transporte terrestre, aéreo y la caída de la demanda del petróleo mejoraron sin duda la calidad del aire de una manera impresionante. Las emisiones de dióxido de carbono de China cayeron en torno a un 25%, según un estudio “Carbon Brief”Dentro del estudio se muestran una serie de fotografías de la NASA sobre cómo el coronavirus redujo la contaminación.



Sin duda un fenómeno que vivimos con la pandemia fue la inundación de posteos en redes sociales con mensajes que hablaban de la selección natural respecto al covid, desarrollando una idea completamente ecofascista de que "si podemos deshacernos de las suficientes personas que ya no le sirven a la sociedad, entonces nuestra forma de vida podrá ser más sostenible", implicando que la muerte y el sufrimiento a gran escala sean necesarios para restaurar la naturaleza.



Tuvimos muchas personas en contra del cierre, uso de cubrebocas y sanas distancias. Comentando que es algo pasajero y que pasaría de manera más rápida si “las personas que se tienen que morir, se mueren y todos siguen con sus vidas”. Por otro lado, antes de ser descubierta la vacuna, debido a la frustración y larga espera algunas personas pensaban que era una buena idea buscar una inmunidad de rebaño en ambientes “controlados”. 

 

En el primer trimestre del año pasado navegó en redes sociales un audio en el que una joven invita a una fiesta a la que asistirán personas enfermas de covid, con el objetivo de contagiar al resto de los asistentes, y conseguir una inmunidad de rebaño.

 

"Es para ayudar a que se acabe ya todo esto del virus del covid y así, el chiste es que a la fiesta va a ir gente contagiada" (…) “Yo sé que al principio como que te saca de onda, pero no está nada mal. Ahorita todos nos estamos mega muriendo de miedo en la casa y estamos en una cárcel y no sabemos ni para dónde y con esto ya te da de una vez y tú ayudas a que a otros les dé” (…) “Esto también lo están haciendo en Suecia, entonces ayudas a que esto se termine más rápido y al mismo tiempo te diviertes”.

 

Al final después de investigaciones la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dijo que se trataba de una noticia falsa. Pero esto marcó el precedente de que existía este concepto de fiestas y que muy probablemente hubieron quienes lo intentaron. 

 

Las personas jóvenes que ignorantemente participaron, tuvieron el privilegio de enfermarse sin que les pasara nada ya que probablemente pudieron lograr salvar la enfermedad teniendo los recursos, o en el peor de los casos fallecieron. Pero el verdadero problema es a cuantas personas contagiaron sin importarles nada, viendo por un supuesto bien común teniendo el privilegio de poder quedarse en casa, velando por sus propios intereses con un individualismo puro. 

 

Hoy en día es dificil pero necesario el poder distinguir la supremacía blanca y privilegiada disfrazada de un mensaje ecológico en supuesto beneficio de los seres humanos y el medio ambiente. Es necesario que cuestionemos todo y nos demos cuenta de que el verdadero virus y problema es nuestro sistema económico y nuestro consumo excesivo repercutiendo al medio ambiente, no la supuesta sobrepoblación que tanto mencionan. 


Equipo: Frank y Amaya

(1081 palabras)


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