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La Verdad es de Quien la Propague

Valentina: En el complejo escenario político mexicano, la verdad se ha convertido en una moneda de cambio en la arena pública, especialmente...




Valentina:

En el complejo escenario político mexicano, la verdad se ha convertido en una moneda de cambio en la arena pública, especialmente en el contexto de las elecciones. Los candidatos comprenden la importancia crucial de la verdad en la formación de la percepción pública y, por ende, en su éxito electoral. En este sentido, las redes sociales se han erigido como un campo de batalla fundamental.

Los candidatos, al igual que otros actores políticos, reconocen que la pasión del pueblo mexicano puede ser aprovechada estratégicamente. Las emociones, particularmente en un contexto político, son catalizadores poderosos que pueden impulsar la participación y la movilización. Por lo tanto, los candidatos tienden a articular sus mensajes de acuerdo con las emociones predominantes en la sociedad, buscando resonancia y conexión con la audiencia.


Las redes sociales proporcionan a los candidatos una plataforma directa e inmediata para comunicarse con el electorado. Sin embargo, esta accesibilidad también conlleva consecuencias significativas, ya que las redes sociales son propensas a la propagación de información errónea y la manipulación de la verdad. Los candidatos aprovechan la pasión del pueblo con la responsabilidad de ofrecer información veraz y transparente.


En este sentido, la estrategia de comunicación de los candidatos se convierte en un delicado acto de equilibrio. Por un lado, necesitan cautivar a la audiencia y generar entusiasmo en torno a su candidatura, capitalizando la pasión del pueblo. Por otro lado, creo que deben mantener un compromiso con la verdad y la honestidad en sus mensajes, reconociendo que la credibilidad es un activo invaluable en la política.


La capacidad de los candidatos para gestionar hábilmente la intersección entre la pasión del pueblo, la verdad y las redes sociales en términos audiovisuales puede influir significativamente en sus perspectivas electorales. Aquellos que logren navegar este terreno complejo con integridad y autenticidad podrán ganarse la confianza y el apoyo de la ciudadanía desde la intención de que el pueblo piense. 

Pero hasta ahora, estas herramientas se han usado últimamente de manera indiscriminada y caótica.

Lamentablemente, algunos actores han optado por utilizar los medios de comunicación, especialmente las redes sociales, como herramientas para la manipulación y la desinformación. Estos políticos sin escrúpulos aprovechan la pasión del pueblo mexicano para sus propios fines, distorsionando la verdad y difundiendo mensajes polarizadores que buscan dividir en lugar de unir. A través de estrategias sofisticadas de manipulación emocional y la propagación de noticias falsas, estos individuos buscan sembrar la discordia y debilitar la confianza en las instituciones democráticas, socavando así el tejido mismo de la sociedad mexicana.


Emilio:


Estas prácticas manipulativas no solo erosionan la integridad del proceso democrático, sino que también socavan la confianza del pueblo en la información que reciben a través de los medios de comunicación. Al distorsionar la verdad y tergiversar los hechos, estos seres políticos buscan perpetuar su propio poder y agenda, a menudo a expensas del bienestar y la cohesión social. En última instancia, esta manipulación mina la salud de la democracia mexicana y destaca la necesidad apremiante de una mayor educación cívica y una mayor responsabilidad por parte de los actores políticos y los medios de comunicación. 


"La vida política tiene su pauta en las elecciones, que suscitan verdaderas crisis nacionales. El interés de la mayoría de los ciudadanos, de hecho, poco cabe en estas elecciones, pero todo concurre para dar la impresión de que el interés general está en juego. " (Antaki, 2024)


En el análisis del panorama político mexicano de cara a las elecciones del 2024, resulta evidente que el uso estratégico del resentimiento y los anhelos será un factor crucial para entender el comportamiento del electorado. Observo cómo ciertos candidatos y partidos políticos han recurrido históricamente a estas emociones como herramientas para movilizar a la ciudadanía. Por ejemplo, existe la presencia de el actual presidente, Andres Manuel López Obrador, como un representante del Estado de Bienestar según él. Esto es sumamente simbólico pues intenta atribuirse un sistema político que, con anterioridad, fue benéfico para muchos mexicanos, apelando a la sensación de nostalgia y esperanza que muchos quisieran tener de regreso. El uso de las palabras dentro de sus políticas no es fortuito, conoce muy bien el poder que hay en cada una de ellas, para así, atraer votos sin necesidad de intentar convencer. Adoptan una performativdad de los hechos que este alienada a aquellos sentimiento enterrados, por más absurda que esta pueda ser.


Por otra parte, el resentimiento hacia las élites políticas y económicas, así como los anhelos de seguridad, prosperidad y justicia social, se convierten en poderosos motores que impulsan la participación política y la toma de decisiones electorales.


En este sentido, la capacidad de los candidatos para conectar con las emociones y aspiraciones del pueblo mexicano será determinante para su éxito en las elecciones. Aquellos que logren articular de manera efectiva las preocupaciones y aspiraciones de la población, ofreciendo soluciones creíbles y pertinentes a los problemas que enfrenta el país, tendrán mayores posibilidades de ganar apoyo popular y credibilidad. 


Es importante reconocer que el uso excesivo del resentimiento sin ofrecer propuestas constructivas puede generar divisiones y polarización dentro de la sociedad, lo cual podría tener consecuencias negativas en el proceso democrático y en la cohesión social del país. Algo que está sucediendo.


Observo con atención cómo el manejo inteligente de las emociones del electorado, especialmente el resentimiento y los anhelos, jugará un papel determinante en las elecciones del 2024 en México. Los candidatos que logren entender y conectar con estas emociones de manera genuina y constructiva tendrán mayores posibilidades de ganar la contienda, aunque al acabar, es posible que esta emotividad se fugue así de rápido como llegó. “Sin embargo, en el momento en que se revelan los resultados, toda la emoción se apacigua, vuelve la calma y desaparece el ardor colectivo. La democracia es propicia para las pasiones artificiales y, periódicamente, las crisis emocionales nacionales.” (Antaki, 2024). (974 palabras)


Emilio Flores y Valentina Giron


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