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La identidad líquida de los candidatos locales de México

De los ermitaños medievales tenemos más herencia filosófica de la cual se podría pensar en primera instancia. El sociólogo y ensayista Zygmu...

De los ermitaños medievales tenemos más herencia filosófica de la cual se podría pensar en primera instancia. El sociólogo y ensayista Zygmund Bauman, quien es bien conocido por sus teorías sobre la identidad líquida, entre las cuales también aparece el concepto de amor líquido, hace una reflexión casi espiritual sobre el estado de nuestras relaciones en la postmodernidad a partir de la historia del peregrinaje. 


Utilizando este concepto concepto de peregrinación, Bauman nos habla sobre la evolución que ha tenido a lo largo de la historia Occidental, en donde antes el creyente salía de las estructuras de la ciudad para encontrarse con Dios en el solitario desierto, pero eventualmente esta práctica cambió hasta internalizar por completo, de manera en que, bajo el signo del capitalismo actual, todas las cuestiones que antes eran sociales y comunitarias, ahora son completamente individuales. 


El peregrinaje a la antigua era posible puesto a que esta actividad era vista como un estado de purificación con respecto a las expectativas que la sociedad impone sobre el desarrollo de la persona y, por ende, la forma de su identidad.

 


Rodeado de nada más que kilómetros de arena, el sujeto era por fin libre de los límites de las instituciones sociales y religiosas. Pero más aún que todo eso, el peregrinaje dentro de la tradición judeocristiana siempre se trató del constante camino, de aquella gratificación lejana de poder llegar a un “más allá” sobre la cual está basada la forma de vida de esta doctrina, pues para los peregrinos, nos dice Bauman, “La verdad está en otra parte, el destino verdadero se encuentra en otro sitio, a un tiempo de distancia. Donde sea que el peregrino se encuentre actualmente, no es ahí en donde deben estar, ni a donde sueñan llegar.” Bajo esta situación, varias generaciones de seres humanos lograron construirse a sí mismos en la completa libertad que venía con hallarse desligados de cualquier estructura social que impusiera reglamentos sobre la identidad. 


De la antigüedad al Protestantismo 


A través de esta alegoría a la creencia en una vida ultraterrena, para la cual esta existencia significa un mero paso temporal, Bauman argumenta que existía un avance progresivo de la vida sobre el cual los sujetos podían guiarse, basados en la idea del tránsito contínuo sin la garantía de llegar a un final, pero siempre con la esperanza puesta sobre el horizonte. Esto cambió a partir de los hitos históricos que trajo consigo el Protestantismo, que en su individualización de los lazos con la divinidad y los textos sagrados, también revolucionó la idea del peregrinaje y nos introdujo el individualismo contemporáneo. 


Bauman dice que aquel desierto al que escapaban los antiguos ermitaños logró llevarse a la puerta de casa de cada quien. Es decir, que gracias a las maneras en las que el espacio moderno comenzó a modificarse, los sitios concretos cada vez más se dispersaron y comenzaron a desaparecer. En respuesta, los individuos hallaron formas de peregrinaje interno, pero completamente modificado. Ahora los tiempos de tránsito se acortaron y el destino fue multiplicado hasta tratarse ya de varias metas dispersas, que podrían ser obtenidas a corto plazo. 


La inmediatez se convirtió en uno de los elementos más importantes para la construcción de la identidad moderna, y por consiguiente, post moderna. Bajo esta situación, “La condición - la capacidad de moverse rápidamente hacia donde sucede la acción y de estar listo para tomar cada experiencia como vaya saliendo - toma precedencia por encima de la salud,” Explica Bauman, “Toda demora, incluyendo la ‘demora de la gratificación’ pierde su significado: ya no queda ninguna flecha en el tiempo para medirla.” 


El consumo postmoderno 


Así es, según Bauman, la evolución en cosmovisiones que nos ha llevado a desembocar en la rapidez actual con la cual se experimenta la vida, y esto se ve claramente reflejado en las formas de producción capitalista que rigen nuestro sistema económico y por ende, nuestra cultura e identidad. Se nos empuja a la constante gratificación y compra. 


La persona se construye a sí misma siempre teniendo el cambio en la mira, es decir, la modificación constante. Más que encontrar una identidad fija con la cual casarse, cada quien busca obtener la cualidad que le permita seguirse moviendo de mejor manera. A diestra y siniestra la cultura nos empuja a valorar el viaje por encima de la estancia, los productos disminuyen en calidad con el fin de ser reemplazables en el futuro cercano, las tendencias se modifican con una impresionante rapidez y nosotros, en nuestro seguimiento de ellas, igual. Las reglas del juego cambian constantemente en lo que lo jugamos, según el texto, por lo que la mejor estrategia es hacer que cada juego sea lo más corto posible, de manera en que no tengamos demasiado que perder con cada partida.  


La liquidez de cada candidato: Bauman en las elecciones locales 


Como ciudadanos, queremos vivir en constante bienestar. En cuanto se rompe esta posibilidad debido al mal manejo público del Estado, o cualquier situación que provoque la indignación ciudadana, pueden llegar a generar lazos de solidaridad en protesta, pero estos rara vez trascienden las formas que ya conocemos para relacionarnos en la postmodernidad. Es decir, formando lazos débiles, fragmentarios y superficiales. 


Los candidatos actualmente aprovechan esta situación tanto como participan en ella, con campañas que sólo buscan llamar la atención más de lo que quieren resolver problemas tangibles, se busca una vez más la solución a corto plazo, que es la obtención de poder en este caso. Podemos observar que los candidatos son siempre las mismas personas, pero cambian de partido en partido, pregonando los ideales del partido en turno. 

  • Si ayer estaban con... el PRI, hablaban de control y de cómo el partido ha mantenido una buena estabilidad durante 80 años.

  • Si hoy están con el PAN, entonces el sistema siempre ha estado podrido, pero el libre mercado ha sido siempre la opción solo que la gestión anterior era corrupta y no sabía controlarla. 

  • Si mañana están con MORENA, entonces todos los partidos que no sean ellos son corruptos, mentirosos y egoístas y el neoliberalismo siempre ha sido el veneno que corrompe nuestra sociedad. 


Los políticos de nuestros días no guardan ninguna lealtad ni a sus partidos ni a sus ideales. Un día proponen y están a favor de algo y al día siguiente niegan o rechazan todo lo que dijeron. Un día sus compañeros son gente trabajadora y lo mejor para el país y al otro día, niegan conocerlos. Su identidad depende de la popularidad que tengan y el contexto que se esté viviendo.


Bauman dice que la sociedad de ahora vive en busca de emociones intensas y es impresionada por el shock, pero esto solo dura hasta que algo más shockeante ocurra y así se mantiene, nada perdura. Esto podemos verlo en las campañas propagandísticas de ahora, como se dice, no existe la mala publicidad. Para empezar tenemos candidatos políticos muy diversos: influencers, deportistas, actores, estrellas del espectáculo y alguno que otro serio, pero para cortar esa seriedad, se le imprime algún escándalo en su narrativa: tratos con cultos sexuales, violaciones, abuso de menores, amenazas a otros políticos, sospechas de asesinato y hasta brujería y vudú. La gente no se interesa por la formación académica o el historial laboral del candidato, eso es aburrido. ¿Qué importan las políticas públicas, las legislaciones o la administración del erario? Lo verdaderamente importante es si Mariana Rodríguez, la esposa del candidato a gobernador de Nuevo León, y Bárbara de Regil están peleadas.


“Además, los rencores y agravios difusos, que por lo general generan campañas de un solo tema, no se suman, condensan o muestran alguna inclinación - por el contrario, compiten entre sí por el escaso recurso que es la atención pública, terminan dividiéndose tanto como se unen".




(1295 palabras)

Por Victoria Villalobos y Noelani Castellanos.

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