Susana Martínez, Sofía Guerrero, María Antonieta Bolliger, Esteban A. Catalán.
Los humanos somos seres excesivamente complicados, esto porque somos seres pensantes y capaces de moldear nuestro entorno. Somos seres con identidad y eso nos obliga a entrar en un diálogo con lo que nos rodea pero también nos da una voz y un espíritu. Nos brinda la voluntad de luchar por lo que queremos.
La libertad es uno de lo principios más populares sobre los que se rige la humanidad, también es uno de los más abstractos y difíciles de definir pues donde la definición de uno termina, se invade la del otro, sin importar esto, lo único certero es que ningún hombre se acostumbra a vivir sin libertad.
En medio de los horrores y la frialdad de una crisis financiera mundial, floreció en Egipto los inicios de la revolución, algo que ahora se le conoce como la primavera árabe. Las revoluciones son siempre bombas de tiempo, una necesidad de desfogue de las injusticias y abusos. Sin embargo, una revolución puede extinguirse también muy rápido, puede quedar inconclusa si sus ideales nacen muertos, si no existe un propósito ni voluntad de un cambio, pero como ya mencioné con anterioridad, todos tenemos ideas diferentes y cuando una bomba estalla no tenemos el tiempo de acordar cuál es la mejor estrategia para evitar el desastre.
Decisiones tienen que ser tomadas, y para consagrar una identidad es vital el nacimiento de un símbolo. Aquí entra La plaza Tahrir.
La plaza, como podemos ver en el documental del mismo nombre en Netflix, funcionó inicialmente como un punto de encuentro que rápidamente se convirtió en el escenario donde se desenvolvieron todos los sucesos principales de la historia. ¿Por qué me refiero a esto como una historia? los humanos nos nutrimos de esta, nos facilitan comprender el mundo que nos rodea y lo vuelven mucho más digerible, y como en cada historia, hay un villano y un mártir pero, ¿quién es el héroe?
Nuestro mártir es Khaled Said, un joven que fue brutalmente asesinado a la hora de denunciar la corrupción policial. Fue bajo la bandera del rostro desfigurado de Said que miles de personas comenzaron el llamado hacia La plaza.
A través de facebook, el medio que la mayoría usamos como simple distracción o como diversión, fue que se gestó el inicio del que se convirtió en el movimiento más importante de Egipto. La democratización de los medios de comunicación fue la responsable de la rápida propagación de todas la inconformidades, fue tal su magnitud que incluso cuando el gobierno intentó derrocar todas las redes de planeación, ya era muy tarde.
“Ocurrió cuando nadie lo esperaba. En un mundo preso de la crisis económica, el cinismo político, la vaciedad cultural y la desesperanza, simplemente ocurrió. De repente la gente estaba derrocando dictaduras sólo con sus manos.” (Castells, redes de indignación y esperanza.)
¿Podríamos decir que esta revolución jamás había existido sin las redes sociales? Quizás no, pero definitivamente el uso de esta juega un papel sumamente importante dentro del rápido desarrollo del movimiento, ya que fueron estas las que permitieron el uso del arma más importe: la información y la imagen.
El simple hecho de que los intentos de cortar las redes de internet significaran un intento inútil de ahogar la revolución, nos demostró que la información es actualmente el poder que rige nuestras vidas y aquel que controla la información es el que puede regir.
Esta revolución fue impulsada principalmente por los jóvenes de Egipto, pues son estos jóvenes universitarios lo que tenían el acceso más fácil a estos medios de comunicación y son estos mismos los encargados de la propagación de la información, sin embargo, el peso de las consecuencias también radica completamente en ellos. Esto también lo podemos ver en el documental que gira en torno a través de algunos jóvenes dirigentes que utilizan la tecnología y medios a sus disposición para la movilización de las masas. “La democratización de la información se da siempre en un nivel bajo; uno más alto excluye necesariamente a la mayoría de los individuos y es, por ende, no democrático. Expresado en otras palabras, y de acuerdo con las reglas del discurso aristotélico referido por Strauss, la demostración es accesible para unos cuantos, la dialéctica para muchos y la retórica para todo el mundo.” (Antaki, Los medios)
La revolución, según nos deja ver el documental. Se dividió en tres bloques importantes, la primera siendo la caída de Mubarak hacia los primeros días de la revolución y toma de la plaza. Esta se debió a distintos factores como la presión popular y el abandono del respaldo militar.
La imagen del dictador ya era insostenible y había perdido toda legitimidad nacional e internacionalmente.
“Hoy, los sondeos de opinión ocupan el lugar que antes tenía el voto ciudadano, a la vez que los locutores han tomado el lugar de los dirigentes políticos y los pensadores profesionales. En el orden social democrático, un dirigente político depende de la sanción del voto; un académico depende de la sanción de los estudios y los exámenes, y un intelectual depende de la creación de una obra. Sin embargo, en lo tocante al nuevo poder de los medios no existe nada que los determine previamente. Frente al micrófono o las cámaras, el locutor adquiere al instante la fuerza casi ilimitada de un formador de opinión.” (Antaki, los medios)
Desenmascarando la falsa “libertad”
Después de esto se pasó a la fase militar donde una vez más, los medios jugaron un papel vital a través de la difusión de contenido audiovisual que exporta la información sobre lo que realmente estaba sucediendo, debilitando la imagen del nuevo régimen el cual sólo cambió de regente, pues absolutamente todo permanecía igual. Durante este periodo también se dió la principal división del movimiento. Antes se habían logrado cambios bajo el lema de una misma mano, pero ahora el movimiento se dividía entre los hermanos musulmanes y el resto de la población egipcia, desatando un nuevo conflicto hacia las elecciones en contra del estado militar.
La opción era un regente de tendencias que favorecen a la población musulmana o continuar bajo un régimen militar. La imagen del movimiento no se demerita pero si evoluciona, y los que antes marchaban juntos ahora marchaban en contra el uno del otro.
A este movimiento se le conoció como la revolución blanca porque demostró la evolución de la humanidad al uso de sus armas, fueron las imágenes y la información la que derrocó la dictadura. Una revolución que podemos decir que fue relativamente pacífica y cuya bala más poderosa fue el uso inteligente de los medios de comunicación a través de los que se convocó y reunió a todo un pueblo, generando conciencia en todas las edades, instruyendo la cultura de la protesta y enseñando a los más jóvenes a buscar siempre la esperanza y a construir un mejor futuro para su país.
Referencias:
La Información (2019) ¿Qué es la Primavera Árabe y cómo surgió?: https://www.lainformacion.com/practicopedia/que-es-la-primavera-arabe-y-como-surgio/6509206/
I Wonder Pictures, Netflix (2013) THE SQUARE. https://www.netflix.com/title/70268449
Ikram Antaki. Los Medios manual del ciudadano contemporáneo
Manuel Castells, Redes de indignación y esperanza. 2012, Alianza editorial.
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