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El european dream: el inexorable camino de la democracia

Cuando pensamos en democracia lo primero que viene a nuestras mentes es el canto de “igualdad libertad y fraternidad” de la Revolución Franc...


Cuando pensamos en democracia lo primero que viene a nuestras mentes es el canto de “igualdad libertad y fraternidad” de la Revolución Francesa. La piel se nos eriza y nos contagiamos de esa ferviente emoción, sin embargo, olvidamos que este modelo era mal visto por nuestros antepasados, quienes desaprobaban la democracia por considerarla “el gobierno del pueblo”, mismo que podía dar rienda suelta a una tiranía respaldada por el populismo.


Hoy en día, el populismo se toma de la mano con los medios masivos de comunicación, tal como lo explicaba la escritora y antropóloga Ikram Antaki en su texto “La democracia y la demagogia”, en donde relata que el debate público así como la toma de decisiones, migró de los partidos a los medios, y en la actualidad a las redes sociales.


El caso más sonado del momento es Ucrania. A diferencia de lo que se podría pensar, este conflicto se lleva gestando desde años atrás, pero en el presente artículo lo abordaremos específicamente desde 2004, cuando los ucranianos tomaron las calles en una revolución pacífica llamada la “Revolución Naranja”, que tenía el objetivo de anular las elecciones y revocar a  Leonid Kuchma de su mandato presidencial. 


El pueblo ganó dicha batalla bajo el estandarte de la democracia. No obstante, en 2013 volvían a vivir la pesadilla con el presidente Víktor Yanukóvich, quien había sido elegido por la mayoría en 2010, a pesar de haber sido el primer ministro de Leonid Kuchma años atrás. 


El inicio de las protestas 


En noviembre de 2013 el presidente ucraniano había prometido firmar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea. Dicho acuerdo ilusionaba sobremanera al pueblo Ucraniano, ya que aliarse de cualquier forma con la Unión Europea, era acceder a ese mundo privilegiado donde la igualdad y la libertad se respiraban a diario, y es que, desde que Ucrania se separó de Rusia, estos anhelaban el reconocimiento europeo para poder olvidar su sometimiento soviético. Sin embargo, el tan esperado acuerdo se canceló sin previo aviso y la inconformidad no espero para hacerse oír en redes sociales. 



El 21 de noviembre de 2013 millones de personas se reunieron en Maidán, la Plaza de la Independencia, en una protesta pacífica que pretendía mostrar al gobierno su inconformidad con la decisión de no firmar el acuerdo. No obstante, con el paso de los días la festividad, los bailes y cantos de ese primer día, se irían diluyendo en un mar de lágrimas, muertes y sangre, que más allá de acallar las voces de los ucranianos, los hicieron más fuertes. Habían perdido el miedo a la muerte, y se aferraban al deseo de vivir en un mejor país que pudieran disfrutar las generaciones futuras.



Nace la dictadura 


La agresión y la represión con la que respondió el gobierno de Yanukóvich, quien había sido el elegido del pueblo, es un reflejo de lo que los pensadores griegos y romanos temían: la ignorancia y la violencia en pos de la democracia. El 16 de enero de 2014, todos los ingredientes para instaurar un gobierno totalitario estaban puestos sobre la mesa, y finalmente, se instauró una dictadura gracias al  viejo truco del voto a mano alzada.  Las normas represivas hicieron su aparición y se anunciaron y distribuyeron por todo medio posible.  Estas nuevas leyes acompañadas de multas e incluso cárcel, restringían:


  • Reuniones en grupo.

  • Usar casco.

  • Colocar tiendas de campaña.

  • Usar altavoces.

  • Acceso a internet.



Por otro lado, durante las protestas, los líderes de la oposición no tardaron en aparecer en pantalla, tratando de hacer promesas basadas en los ideales de la masa, sin embargo, estos fueron acallados rápidamente por los líderes del pueblo, es decir, gente común y corriente que no tenía aparentemente ninguna afiliación política. Por primera vez, desde mandatarios de distintos grupos religiosos, ex militares, abogados, obreros, estudiantes, hasta madres e hijos, se unían por una sola causa. Como explica la autora Ikram Antaki, ante esta igualdad sin excepciones, cabría suponer que la voz del hombre santo, así como la del trabajador rural valdría lo mismo. 


Más adelante, tras casi 100 días de conflicto, el 22 de febrero de 2014 el presidente huyó del país y se llamó a elecciones. Igual que en 2004 el pueblo Ucraniano había ganado, o eso parecía. El conflicto que se vive actualmente en Ucrania por la invasión rusa lleva 63 días, y el presidente Volodímir Zelenski no parece querer dar su brazo a torcer ante la violencia que azota a su país. 


De bailarín a presidente de Ucrania


A pesar de que en redes sociales la figura de Zelenski se ha presentado como la de un héroe, este mandatario ucraniano no es ningún corderito blanco. Zelenski es el producto de las redes sociales y los medios masivos de comunicación. Comediante y actor desde el año 2000, Zelenski se convirtió en la figura favorita del pueblo, alguien a quien ya conocían y quien parecía poco probable que los fuera a traicionar. Esta es la muestra de que los políticos se desviven en sus campañas presidenciales, anticipándose a los deseos de los ciudadanos, y estos en lugar de elegir al más capaz, eligen al que más se apega a sus ideales. En pocas palabras, habían elegido al showman perfecto, y había llevado su actuación de presidente a la perfección, hasta la revelación de losPandora Papers”.


Con la revelación de estos documentos, se dio a conocer que el ex bailarín, quien decía luchar en contra de los corruptos, tenía propiedades de más de 3 millones de dólares, así como empresas y acuerdos con su círculo interno de confianza. Al parecer, nadie es inmune a las tiranías que se esconden debajo del tapete de la democracia. 


Situación actual 


La “operación militar” ordenada por Rusia en territorio ucraniano, escaló de magnitud alertando a las fuerzas militares de ambas naciones y al resto del mundo.



Tras las primeras detonaciones en Ucrania, los medios de comunicación y redes sociales no hicieron esperar y lanzaron información acerca de los hechos y declaraciones del mandatario ruso, situación que creó pánico aún al otro lado del mundo con comentarios como: “se acerca el fin del mundo” o “¿de qué lado están?”. 


En los siguientes días y semanas, se crearon miles de grupos en línea con el objetivo de compartir imágenes e información (no verificada); al mismo tiempo, noticieros y estaciones de radio, creaban una nueva sección y dedicaban espacios completos para hablar sobre las novedades. La guerra se escuchaba en todos lados, y solo bastaba con poner en el buscador Guerra Rusia-Ucrania para conocer a detalle los hechos desde el primer segundo. 


Por supuesto que en internet podemos encontrar posturas opuestas sobre el tema, opiniones diversas sobre lo que algunos consideran como positivo y otros negativo, pensamientos interminables que apoyan los ideales rusos y gente exigiendo piedad y justicia por las víctimas. La operación militar ha sido de manera literal y figurada una bomba, que como cualquiera, estalla cuando menos lo esperamos y conlleva daños colaterales e irreparables. 


Cadenas de oraciones se han replicado, sin embargo, como es común en los medios de comunicación, la información se esfuma poco a poco hasta desaparecer. Nos impacta sobremanera en el primer segundo, pero dos semanas después, no nos tomamos el tiempo de saber cómo ha evolucionado la situación, no pensamos en quienes siguen siendo afectados.


En conclusión, así como fácilmente se esfuma la información en internet, esperemos que esta situación se instaure en el imaginario colectivo para que el mundo entero no olvide fácilmente. Al final del día, las democracias nos muestran que el bien y el poder de algunos, es más importante que el de la mayoría.




Por Andrea González y Elisa Mondragón

Número de palabras: 1,268

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