La crisis sanitaria mundial, que ha detenido y sacudido al mundo durante los últimos años, ha protagonizado los encabezados de los medios informativos a nivel global. Al comienzo de la pandemia, algunas de las noticias que circularon fueron relacionadas con el retoño o reverdecer de algunos espacios que el hombre había invadido a la naturaleza.
Parecía algo irónico, ya que meses antes de que se declarara la pandemia por COVID-19, los medios debatían la gravedad extrema de la emergencia climática, en la que no había vuelta atrás. A pesar de no aparecer en los titulares, la crisis climática ha continuado y continuará teniendo consecuencias cada vez más intensas.
Por lo anterior, algunos especialistas en el tema como Jordan Dyett analizan las declaraciones y propuestas hechas por otras figuras para reducir el crecimiento de la población mundial, con la finalidad de combatir la crisis climática. La lógica de estos teóricos es que el mundo debe limitarse para las personas con los recursos para cuidar el medio ambiente. Por lo tanto, se ha develado profundos problemas sociales con orígenes desde hace ya varios siglos como: colonialismo, racismo, clasismo, estructuras de poder y la culpabilidad del sistema capitalista en donde nos desenvolvemos.
- La responsabilidad del Capitalismo
El Capitalismo es el sistema de organización económica en donde los medios de producción son propiedad privada de algunas personas; las cuales, proporcionan un salario a quienes trabajan para ellos, pero siempre teniendo una mayor ganancia para ellos mismos por ser los dueños.
Algunos estudiosos de la Economía responsabilizan al capitalismo de generar diversas desigualdades, tanto económicas como sociales. Desde la Revolución Industrial y los avances tecnológicos que ésta permitió, los países desarrollados se encargaron de expandir sus territorios a todos los lugares del mundo que les fue posible, con la finalidad de encontrar más y mejores materias primas que les fueran convenientes para sus fines de producción y mayor generación de riqueza.
Un aspecto imprescindible de cuestionarse es los conceptos de modernidad, racionalidad y progreso fueron creados por algunos países de Occidente “civilizado”, los cuales serían los encargadas de ilustrar a otras civilizaciones que consideraban más “primitivas”. La verdadera razón es que de esta manera justificaban todos los asesinatos y crímenes que cometían.
Este periodo se le conoce como el colonialismo, en donde la explotación de los recursos naturales y humanos de los territorios conquistados, provocó: la dependencia de algunas regiones con respecto a otras, esclavitud y la destrucción de ciertos hábitats o especies de animales.
- El problema sigue vigente
Actualmente, los países que se consideran como Primer Mundo son los consumidores de cierto tipo de productos, los cuales ene su proceso de producción son los más contaminantes para el ambiente. Sin embargo, señalan que el problema principal es que la población no ha dejado de crecer de manera desmedida.
De acuerdo con Greta Gaard, quien considera que el cambio climático es abordado como un problema científico que se solucionará con tecnología y ciencia; es decir, que no toman en cuenta el transformar ideologías, economía, dominación y explotación.
El problema se encuentra vigente en espacios con resonancia internacional como en el Foro Económico Mundial de 2014, Al Gore declaró “África está proyectado ha tener más gente que la India y China a mitad del siglo” por lo que sugirió algunas medidas para reducir el número de nacimientos. México no es tan diferente a estas naciones, según se considera por Estados Unidos de Norteamerica.
Por un lado, es cierto que la población de ciertas regiones del mundo es más numerosa en comparación a otras. No obstante, el implementar programas de planificación familiar solamente en ciertos territorios, resulta controversial. Para algunos, el atender estos temas es imprescindible, aunque la manera en la que se planea hacerlo específicamente en ciertos territorios es injusta.
- El ecofascismo y el COVID-19
Lo anterior, se relaciona con el darwinismo social, la cual es una teoría que ha sido tomada por ciertos líderes de la manera que mejor les conviene. En efecto, Darwin escribió en su momento de la evolución de las especies por medio de la selección natural, donde el más fuerte sobrevive; sin embargo, el capitalismo y el ecofascismo justifica o toma como “natural” que existan seres humanos con diversos grados de valía, dependiendo de su lugar de origen.
Al analizarlo de esta manera, no parece que estas naciones, gobernantes o empresarios sean tan civilizados o evolucionados como supuestamente lo son. Lo que provoca esta selección social es que unos pocos privilegiados designan quiénes son los que deben ser oprimidos o culpables de la destrucción del planeta, los cuales obviamente no son ellos a pesar de ser los beneficiarios.
Para los seguidores de estas líneas de pensamiento, se considera que las muertes causadas por el coronavirus son parte de esta “selección natural”, la cual vino a traer un poco de orden para que el planeta se diera un respiro (aunque no de contaminación y sobreexplotación) y pudiera salir adelante.
El problema del medio ambiente es real y debería de ser un tema del que se tomen decisiones más contundentes. Nos hacen pensar que nuestras acciones como ciudadanos pueden ayudar a revertir el daño, sin duda ayudan a mejorar en algún aspecto, pero es imprescindible y necesario que las grandes corporaciones mundiales se comprometan e interesen en este tema. Finalmente, solo tenemos un planeta.
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