Llega otra moda disfrazada de ‘alternativa sana’ para el tabaquismo, el daño es prácticamente el mismo, sin embargo la narrativa y transubs...

Llega otra moda disfrazada de ‘alternativa sana’ para el tabaquismo, el daño es prácticamente el mismo, sin embargo la narrativa y transubstanciación no.


  • La Ciudad de México ocupa el lugar con mayor número de fumadores a nivel nacional. El 27.8% de los capitalinos consume cigarros, según dio a conocer el IAPA 
  • En 2012 la COFEPRIS volvió ilegal la venta de cigarros electrónicos y derivados en todo México, no obstante la falta de regulación y seguimiento a este fenómeno han permitido la ploriferacion de puntos de venta en línea y en tiendas de tabaco. 
  • La mayoría de las ventas o transacciones de estos productos y sus accesorios se genera y habita en redes sociales, a través de Facebook o Whatsapp. 
  • Los aparatos cuestan entre doscientos y cuatrocientos pesos.
México está ranqueado dentro de los países con más fumadores de tabaco, y la ciudad de México es la ciudad con mayor número de personas que padecen de tabaquismo. En una urbe donde la calidad del aire está muy por debajo de los estándares de salud, no cabe duda que el imaginario colectivo del capitalino buscaría una alternativa más sana para reemplazar al cigarro. Y en cierta forma, o hasta cierto grado, los e-cigarettes pueden fungir como una, pero no completamente y definitivamente no bajo el discurso que se le está adjudicando.


Los juuls o los cigarros electrónicos, a primera instancia pueden considerarse una alternativa menos dañina para el organismo y en sí, lo son. Quizá por que no estás ingiriendo todo el coctel de químicos que un cigarro implica, no obstante sigue siendo nicotina (más muchas otras cosas), y el abuso de este, genera el mismo daño a la larga.

Tampoco tiende a ser la opción más verde, pues la es muy común que un cartucho o ‘pod’ termine en el mar, al igual que las colillas de cigarro. Estos argumentos generalmente son usados como estandartes para defender o más bien justificar la ingesta de nicotina de esta forma.

Además de ser dañinos para la salud, el uso de estos pertenece a un nicho que no es necesariamente perteneciente al común denominador del mexicano. Pues cada dispositivo oscila entre los doscientos y cuatrocientos pesos, más un promedio de cien pesos por cartucho. Esto ha generado que marcas como Mylé o Juul se tornen a ser productos que suscitan sentimientos o aspiraciones más elegantes, o simplemente relacionadas a personas con cierta afluencia económica. Hay mucha gente que deja el cigarro, para reemplazarlo con los e-cigarettes con la idea de que ya dejaron el tabaquismo, y evidentemente no lo han hecho, pues solo remplazaron su adicción por otra más.

Estos dispositivos no han existido la cantidad de tiempo necesaria para poder lograr una reflexión concreta del impacto que tienen en la salud, asimismo de cómo se marquetean, como se promueve su uso, y como es la economía de compra de estos mismos. Desafortunadamente muchos jóvenes y adolescentes ven mucho más accesible la compra (no regulada) de estos e-cigarettes que de cigarros convencionales, además creen fielmente en la idea de que son menos dañinos y carecen de información sobre lo perjudicial que pueden ser. 

 
Los estudios realizados por la FDA muestran que los cigarrillos electrónicos contienen algunos de los mismos químicos tóxicos que los cigarrillos normales, a pesar de que no tienen tabaco.Las tres grandes compañías tabacaleras, Lorillard, Reynolds American y Altria Group, todas tienen sus propias marcas de cigarrillos electrónicos, por lo que no es sorprendente que los cigarrillos electrónicos se comercialicen y se anuncien de la forma en que solían ser los cigarrillos normales.

(#606 Victoria Barmak, Fernando Carstens Cattori, Lucia Plasencia)

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