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No eres flojo, es la tecnología.

¿Quién no se ha sentido culpable de no hacer nada? Así es como la sociedad actual nos adiestra. Debido a la cada vez mayor competencia, se n...


  • ¿Quién no se ha sentido culpable de no hacer nada?


Así es como la sociedad actual nos adiestra. Debido a la cada vez mayor competencia, se nos ha instruido que una persona puede lograr todo lo que proponga solamente mediante el esfuerzo continuo, si en realidad trabaja lo suficientemente intenso para conseguirlo. Es decir, parece que el éxito, la influencia y la riqueza de una persona se encuentra determinado por su talento e inteligencia. El “hambre del éxito” lo vuelve inevitablemente individualista y mantiene a las personas en un estado de competencia permanente. Nos hemos vuelto el enemigo del otro, nos desconocemos y obstaculizamos el camino de los demás para destacarnos del resto. Desafortunadamente, existen otros factores sociales que influyen en nuestro “éxito” social. La pandemia de COVID-19 ha hecho más evidente esto, ya que miles de personas siguen perdiendo su trabajo por otras razones diferentes a las de su esfuerzo. Asimismo, esta crisis sanitaria nos enfrentó con muchas problemáticas sociales, que ya se venían gestando tiempo atrás, pero con la situación extrema se radicalizó el comportamiento humano.



Al respecto, el autor surcoreano Byun-Chul Han desarrolla en su ensayo, La sociedad del cansancio, como el malestar de la sociedad actual. El escritor ha afirmado “Nos explotamos voluntaria y apasionadamente creyendo que nos estamos realizando. Lo que nos agota no es una coerción externa, sino el imperativo interior de tener que rendir cada vez más. Nos matamos a realizarnos y a optimizarnos, nos machacamos a base de rendir bien y de dar buena imagen” (Byung-Chul Han, 2021). Lo anterior, no sería posible sin los ideales de libertad de los que alardea la sociedad; ya que, si no fuera así no se podrían alcanzar todas las “metas” o signos de triunfo que la sociedad nos inculca con fines económicos.




  • ¿Quién no se ha sentido con miedo en algún punto durante la pandemia? 


Las ideas que nos ha transmitido la sociedad y que provocan que dentro de la sociedad del cansancio, como la describe el filósofo, se desarrolle depresión como un síntoma de que se está buscando superarse y escalar socialmente. A medida que la pandemia de coronavirus se extiende por China, luego Europa y finalmente América; el grado de miedo y preocupación en la población general se extiende. El miedo causado por la incertidumbre de la enfermedad misma, el exceso de información y de rumores provocan que las personas se sintieran a la deriva y no tuvieran claro qué hacer; aunado a eso,  las múltiples muertes de seres queridos han aumentado las cifras de depresión y suicidios a nivel mundial.



Lo anterior, se debe en gran medida a que los diversos confinamientos han impactado en la actividad social, las interacciones y el comportamiento en general. El distanciamiento social y el aislamiento son las principales causas de los padecimientos de salud mental hoy en día. Al respecto el autor describe “Los rituales son procesos de incorporación y escenificaciones corpóreas. Los órdenes y los valores vigentes en una comunidad se experimentan y se consolidan corporalmente. Quedan consignados en el cuerpo, se incorporan, es decir, se asimilan corporalmente” (Byung-Chul Han, 2021). Adicionalmente, la manera en que realizábamos nuestras actividades diarias se ha replanteado. Al principio de la pandemia, la vida pudo continuar gracias al desarrollo de las tecnologías y los medios digitales que permitieron permanecer conectados. Sin embargo, con el paso del tiempo estas tecnologías han demostrado ser un arma de doble filo.




  • Ser adolescente y estar encerrado


El ser adolescente es complicado en cualquier circunstancia, aunado a eso, este periodo se complica aún más durante la contingencia. Las actividades diarias se realizan a través de una pantalla, desde que te despiertas, lo primero que haces es mirar tu celular, ver lo que te has perdido mientras duermes. Después vienen las actividades escolares o laborales, y al parecer, no existe un tiempo límite o de cierre de jornada como cuando se acudía a las instalaciones. El zoom parece haberse convertido en una herramienta que no se dejará de usar en algún tiempo.

Prácticamente, todo el día nos encontramos frente a la pantalla. Históricamente, en otro momento no hubiera sido posible el desarrollo de la tecnología. Sin embargo, la pandemia ha propiciado el consumo de redes sociales, las cuales tienen aspectos positivos y negativos que podríamos analiza” Por eso, el escritos surcoreano medita “Los medios sociales y la permanente escenificación del ego nos agotan porque destruyen el tejido social y la comunidad. También aquí se confirma de nuevo la tesis de que el virus es el espejo de la sociedad y agudiza sus crisis. El virus acelera la desaparición de los rituales y la erosión de la comunidad” (Byung-Chul Han, 2021). En otras palabras, la adicción a redes sociales se ha disparado en tiempos de covid. Sin duda, esta pandemia nos ha virtualizado, sin más remedio hemos tenido que utilizar Whatsapp, TikTok o Twitter para relacionarnos.



Por otro lado, en el momento tan vulnerable en el que nos encontramos por la pandemia, las redes sociales nos atrapan porque están dirigidas a las necesidades básicas del ser humano, una de ellas es la de cubrir el sentimiento de pertenencia. Nuestro cerebro se encuentra atento de recibir la retroalimentación positiva de lo que publicamos en nuestras plataformas. Como se mencionó anteriormente, en el caso de los adolescentes (aunque no exclusivamente de ellos) provoca alejamiento de la vida real, produce ansiedad, afecta el autoestima y el autocontrol de parar de usarlas. Justamente, todos los síntomas antes mencionados, son inducidos con fines económicos, sino: ¿cómo nos explicaríamos que la industria de la cirugía plástica ha sido una de las que más ha crecido durante este periodo?




En conclusión, la pandemia ha sido un periodo que nos ha permitido replantearnos nuestras prioridades y ha sacado a la luz problemas que ya se habían presentado. El cansancio crónico, las redes sociales, el narcisismo, el neoliberalismo, la depresión y la vida digital; son aspectos que el autor analiza y desarrolla en sus obras que parecen haber predecido lo que ocurriría en el futuro.


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