El impacto de la tecnología
En la actualidad vivimos es un mundo donde cada vez se vuelve más tecnológico, pues desde tiempo atrás nos hemos vuelto más dependientes a ellas, al igual que nos han impactado y han hecho tanto nuestras actividades, como nuestra vida más sencilla. Las redes sociales han dado un giro impresionante, pues como sabemos, su principal propósito es mantener el contacto y hacerlo más eficiente, al igual que han sido una gran herramienta para los negocios, publicidad y campañas política. Normalmente, siempre pensamos que le objeto es la red social que estemos usando, pero no, nosotros somos el producto de ellas. Somos un objeto que se vuelve tema de análisis, y que a través de los algoritmos nos volvemos más adictos, ya que las redes sociales saben perfectamente cuáles son nuestros intereses y qué es lo que nos va a llamar la atención.
Es impresionante como todo lo que hacemos a través de internet es monitoreado y que, del mismo modo, se analiza las siguientes acciones que la persona puede llegar a realizar. Las redes sociales y la tecnología han hecho que la comunicación sea cada vez menos, pues la gente pasa más tiempo en Facebook, Twitter o Instagram, estando al mismo tiempo con más personas. “Medios electrónicos como la radio congregan a hombres, mientras que los medios digitales los aíslan” (Han, 2014). Internet hace que estemos en un mundo que se nos es impuesto, en donde la belleza solo encaja en un estándar y por ende incrementa la depresión y la ansiedad. Claro ejemplo es lo que pasa hoy en día con Instagram, pues con tanto filtro se llega a un estándar de belleza que se establece y muchas jóvenes no se aceptan como realmente son; es de aquí donde muchas niñas que todavía no llegan a los 17 años han pensado en cirugías en las que no tendrían que estar pensando debido a su edad.
Las redes sociales dejaron de ser una herramienta, si no que ya cuentan con un propósito de manipulación para poder conseguir algo a cambio o establecer cierto criterio social. “Comunicación y control coinciden totalmente. Cada uno es el panóptico de sí mismo” (Han, 2014). Es algo sumamente grave, pues ahora es muchísimo más sencillo influir en el pensamiento y en las decisiones de una persona, sin saber si lo que nosotros consumimos en redes sociales e internet.
Tips y herramienta Burst
Debemos cambiar definitivamente el dejar que nuestra identidad se vaya formando, por lo que las redes sociales nos dicen, pues estamos dejando a un lado nuestro verdadero ser y una verdadera forma de convivir con los demás.
Ahora es el momento de unir los conocimientos de décadas de estudios de los medios con los nuevos modos de gestión, visualización y difusión de la información que permiten las tecnologías digitales. Algunas herramientas o aplicación como la de Burst nos ayudan a salirnos del filtro burbuja. Esta nos brinda otra perspectiva de lo que estamos acostumbrados a leer y nos vuelve ciudadanos del internet conscientes. De esa misma manera, podemos crear una crítica constructiva y no siempre creernos en lo que leemos a través de internet.
Zoom Fatigue
Por otro lado, tenemos el concepto de Zoom Fatigue. Gracias a la pandemia de Covid-19, las reuniones, eventos, conversaciones presenciales y los espacios comunes se vuelven algo del pasado o poco común. La nueva forma de trabajar, socializar y conversar es por medio de las redes sociales o de plataformas de videollamada, la más famosa de estas: Zoom. Un espacio digital en donde se pueden reunir cualquier número de personas para conversar cualquier número de temas. Antes de que existiera esta pandemia e incluso estas plataformas, ya había un sentimiento predominante de cansancio y fatiga acumulada en este mundo capitalista, donde nos fatigamos al creer que nos estamos realizando, y esto, en cambio, nos hace sentir libres.
Se plantea que el “teletrabajo”, el trabajo en manera digital, cansa aún más que el trabajo tradicional, ya que carece de rituales y estructuras. Aparte de que es muy solitario, pasas todo el tiempo laboral contigo mismo, hay una carencia de contacto físico y de cercanía con otros humanos. Así como las interminables conferencias, y ver una pantalla todo el tiempo. Como dice Chul Han: “También nos agotan las permanentes videoconferencias, que nos convierten en video zombis. Sobre todo nos obligan a mirarnos todo el tiempo en el espejo. Cansa contemplar el propio rostro en la pantalla, estamos todo el rato frente a nuestro propio rostro. No deja de ser una ironía que el virus haya aparecido justamente en la época de los selfies, que se explican sobre todo por ese narcisismo que se va propagando por nuestra sociedad. El virus potencia el narcisismo. Durante la pandemia todo el mundo se enfrenta sobre todo con su propio rostro. Ante la pantalla nos hacemos una especie de selfie permanente.”(Han, 2021)
El cansancio que vive nuestro cuerpo gracias a las videollamadas y aplicaciones como Zoom nos muestra la gran afectación que está teniendo nuestro cuerpo gracias a los medios digitales. Aunque estos han tenido un gran beneficio logístico en la pandemia, estos también han causado un gran daño hacia nosotros, los humanos, de manera corporal y mental.
La comunicación no es la misma, no podemos recibir ni crear la misma comunicación corporal que en persona. Los mensajes básicos se pueden corromper gracias a esta falta de información tan necesaria. Es por este cansancio y falta de comunicación adecuada que esta pandemia y sus instrumentos digitales han causado hasta depresión en muchas personas, la soledad física, el cansancio de ver una pantalla todo el día, el desgaste profesional y la falta de contacto social hace que haya un cansancio colectivo.
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Referencias
Teletrabajo, ‘Zoom’ y depresión: el filósofo Byun-Chul Han dice que nos autoexplotamos más que nunca. El país.
En el Enjambre (Han, 2014)
Psicopolítica (Han, 2014)
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