https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi0L36POLDOzXCykfuNyPAV_gJtzNXiiIfP0xXg2THR3P-pupiC-b_cbVvY0BFskueqb2lGvDnuejRu0wUa4ApkrIwYXoEKAek4uUUkBggGqYfeXnvhw-Z0jfoo9U_p2RBIMNh-6eYufZY/s72-c/IMG_8861.JPG

V I S I T A N T E S Por Santiago Gómez Todas las fotografías que aparecen en esta entrada fueron tomadas en San Juan Atezcapan, Es...


V I S I T A N T E S

Por Santiago Gómez


Todas las fotografías que aparecen en esta entrada fueron tomadas en San Juan Atezcapan, Estado de México, dónde cuatro compañeros y un servidor realizamos nuestro servicio social.
El poblado se encuentra entre Valle de Bravo y Tierra Caliente, Mich. lo que hace la zona una mescolanza de micro-climas: por un lado, el frío húmedo propio de la altura, y por el otro, soles hirvientes. Su población, aunque escasa -menos de 2,000 habitantes-, también es contrastante: hay quienes optan por vivir acorde a los valores de las ciudades turísticas cercanas, mientras que otros prefieren mantener el ritmo de la tradición campesina.  Para la gente ajena al poblado, estas dos características lo ponen en una encrucijada sobre qué ropa usar, ya que deben intentar estar tanto abrigados como frescos mientras hacen el  "humilde" esfuerzo de no llamar mucho la atención. No obstante, al intentar prepararse y disimular su lugar de origen, el visitante siempre queda descubierto por sus sombreros disonantes, sus botas de alpinismo y chamarras exageradas. A continuación, un breve pensamiento sobre estas imágenes:

La pertinencia de la imagen radica en la imposibilidad de deshacernos de ella.
Los mil disfraces solo retardan una desnudez inminente.
Día a día, escogemos pieles, muchas veces sin pensarlo, otras queriendo enseñar, recalcar u ocultar un sea lo que sea:
Entre capa y capa, algo siempre queda al descubierto.




Solemos pensar desde el otro: Con solo quererlo podemos saber bien como nos van a ver.
¿Qué pasa, entonces, cuando salimos de lo más inmediato?
¿Cuando nos alejamos de lo conocido y sus respuestas que dominamos?
Nuestra imagen, lo primero y último que somos, entra en riesgo y también se vuelve en oportunidad de hacer un enunciado claro, en el que decimos quien queremos ser.





Al salir de la ciudad, la gente urbana suele percatarse de esta bifurcación.
En la playa, el deleite; en capitales extranjeras, el glamour acondicionado.
Pero al cambiar lo turístico por lo remoto, los códigos pierden legibilidad.
Aquí la gente no quiere vanagloriarse, por el contrario, es probable que prefiera el anonimato, pues no quiere violentar a nadie ostentando una diferencia más.



Lo que se ignora muchas veces son los colores que resaltan entre contrastes
y que uno es siempre portador de la bandera de su rancho.

Así, sin orgullo y sin vergüenza, se ve la gente, ante las miradas que no conocen.



No comments:

Post a Comment